Veamos algunos aspectos importantes en el cuerpo humano que respaldan la insistencia en el uso del casco protector.
El cerebro está alojado dentro de la cavidad craneal.
El cerebro "reposa" sobre los huesos que forman la base del craneo.
La médula espinal pasa a travez de un orificio que está por debajo del cerebro.
Adherida a la cara interna de los huesos del cráneo, hay una membrana resistente llamada duramadre, que rodea el cerebro.
Entre el cerebro y la duramadre hay un espacio que contiene el líquido cefalorraquídeo, el cual protege al tejido cerebral de las colisiones mecánicas.
El cerebro "flota" en el líquido cefalorraquídeo, pero solo puede desplazarse aproximadamente un milímetro en cualquier dirección.
El cráneo está cubierto por el cuero cabelludo, que brinda cierta protección adicional.
En las colisiones de motocicletas o de bicicletas intervienen dos mecanismos principales que causan traumatismos cerebrales: el contacto directo y la aceleración y desaceleración, y cada mecanismo provoca distintos tipos de lesiones. Cuando ocurre una colision de motocicletas o bicicletas, el conductor por lo general es despedido del vehículo. Si la cabeza del conductor golpea un objeto, por ejemplo el suelo, se detiene el movimiento de la cabeza, pero el cerebro, que tiene su propia masa, continúa desplazandose hasta que golpea la parte interior del cráneo. Entonces rebota y golpea el lado opuesto del cráneo. Los resultados de este tipo de lesión son diversos, desde un traumatismo craneal poco importante hasta otro mortal. Como podemos apreciar, la insistencia está respaldada en fenómenos naturales que se aplican al cuerpo humano mas allá de nuestras ideas o preconceptos.
El uso del casco no es una opción, por ley es una obligación.
Mas allá de esto, debemos razonar que la ocurrencia de un siniestro donde se prescinde esta obligación involucra a otras personas en un problema que no desearon, vale decir, la ceencia popular de "es asunto mío decidir si me protejo o no" es inválida, ya que ésta decisión afecta a terceros si ocurre un siniestro. Desde el comienzo, es toda la sociedad y el sistema de salud que debe afrontar los altísimos costos por recuperación de las personas siniestradas sin casco y ese derecho no constituye una opción responsable como ciudadano.
Conclusión: debemos utilizar el casco cuando circulamos en birrodados y obligatoriamente si éstos son a motor.
A continuación les brindamos los prejuicios mas comunes e infundados de quienes no aceptan el uso del casco y como se desmitifican dichas ideas ya que existen muchas interrogantes y prejuicios respecto a su uso y los posibles inconvenientes que provoca.
Mito: "El casco afecta mi visión, no veo bien de costado".
Realidad: Reabatido por los datos científicos. La visión periférica es de entre 200º y 220º. Los estándares de seguridad internacionales requieren que los cascos provean 210º de visión. Alredeor del 90% de los accidentes suceden dentro de una rango de 160º(la mayoría restante son choques por atrás), asi que los cascos no afectan la visión periférica y no contribuyen a los choques.
Mito: "Con el casco no puedo oír bien los sonidos de la calle".
Realidad: Rebatido por la ciencia. Los cascos reducen la sonoridad de los ruidos, pero no afectan la capacidad del motociclista de distinguir entre diferentes sonidos. La Universidad de California del Sur realizó 900 investigaciones sobre accidentes con motos y no detectó que el motociclista no pudiera escuchar un sonido crucial de tránsito. Algunos estudios indican que los cascos son útiles para reducir el sonido del viento y proteger la audición.
Mito: "En caso de accidente, los cascos provocan heridas en el cuello o médula espinal".
Realidad: La investigación ha probado y demostrado una mayor incidencia de lesiones severas en el cuello en aquellos motociclistas que no usaban casco.
Mito: "Las leyes del uso del casco son anticonstitucionales, violan los derechos individuales".
Realidad: Se ha reconocido en forma constante que las leyes del uso del casco no violan el derecho individual. Todas las normas de tránsito requieren que los individuos actúen de una cierta forma, mas allá de lo que quieran o no. Por ej. detenerse ante un semáforo, dar prioridad a los peatones, respetar el sentido del tránsito, etc. La legitimidad de éstas, se basa en que están dispuestas para la protección de la propia vida y la de los demás miembros de la sociedad.
Mito: "Si me mato es asunto mío, solo yo me perjudico".
Realidad: Para la sociedad, la muerte o discapacidad permanente de un individuo tiene consecuencias económicas y sociales serias, diversas y perdurables en el tiempo: la salud pública asiste al herido, lo traslada a un hospital; se le brinda toda la atención y tratamientos posibles; si después de recuperarse, queda con alguna discapacidad que le impide puede requerir una pensión por incapacidad; y su familia puede necesitar atención.
Mito: "Los accidentes de motocicletas representan una minúscula carga para la sociedad".
Realidad: El índice de mortalidad por kilometro viajado es 10 veces mayor para los motociclistas que para los que viajan en auto, y el índice de heridos es 2,5 veces mayor.
Mito: "El casco es innecesario cuando se circula a baja velocidad o se hacen paradas frecuentes, sobre todo en la ciudad".
Realidad: Las estadísticas demuestran que el peligro de sufrir lesiones en la cabeza cuando circula en la ciudad se eleva, aunque se circule a baja velocidad. En la ciudad existe una enorme cantidad de elementos contra los que puede golpearse la cabeza del motociclista en una caída: cordones de las veredas, paradas de transporte colectivo, contenedores y cestas de residuos, columnas de alumbrado, otros vehículos estacionados, etc.